El búho de Minerva.

La historia, como el curso de la vida, la sabiduría y el entendimiento, solo se alcanza del todo más adelante, al evocar lo que ya ha pasado, como alguien que al caer la noche rememora los sueños del día.

                

       

                                             

Porque el desarrollo del Espíritu es cíclico, como una espiral, en la búsqueda del Absoluto que no llegaremos a alcanzar nunca.

Imagina una planta.

             

                         

Primero es semilla, que deja de ser semilla para devenir en tallo y hojas, que pasa a ser flor y dejará de ser para ser de nuevo fruto. 

Bonito,....¿verdad?

Pues así es el Búho de Minerva,.......¡siempre vuela en la oscuridad!

Es mágico, es algo especial.

No volvíamos allí desde hacía tiempo pero sigue teniendo el mismo halo mágico, el mismo halo especial.

Desde los días previos, en los que sientes como la emoción ha sembrado en tu rostro una sonrisa especial y una inquietud que se salen de lo normal, hasta las primeras zancadas, cuando la suavidad del aire te acaricia lentamente y el silencio de esta sierra te embriaga por completo.

Ese silencio es más especial aún. Susurra al viento tantos secretos cargados de historias que te hacen transportar a otro tiempo mientras recorres sus bellos parajes, intentando escuchar una voz, una cantinela, un relato, de los muchos que esta sierra conoce. No hay palabras, solo sensaciones y emoción.

Cerrar los ojos, sentir e imaginar que el mundo se ha parado, es lo más bonito que te puede suceder en este lugar. Y si es con tu gente,......¡mucho mejor!

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