Muchas eran las ganas que tenía de hacer el Cares.
Marisa siempre me había hablado de la ruta desde nuestros jóvenes años como scouts, pero en aquel momento, las circunstancias no permitieron la salida. A principios de este verano de 2011, una tarde de entreno ligero, pasada la temporada de carreras de montaña y mientras recuperaba mi malogrado hombro tras la caída de Peñalara, Luisa nos lanzó el guante para el final de verano y no dudamos en recogerlo tras el regreso de Palma de Mallorca.
La fecha elegida fue el 13 y 14 de septiembre, primeros días de feria en Madridejos que no anhelamos ni por un momento pues la espectacularidad de la belleza de la senda que transcurre por la garganta del río y que recorre toda la cornisa de montes en el mismo corazón de los Picos de Europa, no nos lo permitió.
Aunque lo bello no fue la única sensación experimentada. Sentir por momentos el vacio y la inmensidad en cada recoveco, cada curva, cada oquedad, en cada cómplice saludo con los amigos del camino merecieron la pena. Días después, todo nostálgicos nos sumergimos de nuevo en la cotidianeidad aunque no sin antes firmar una hermandad de por vida con Cabrales (cuna y origen del queso al que da nombre) y su entorno; con la amabilidad de sus gentes; y con el silencio y la quietud, en aquel lugar donde el tiempo parece pararse por momentos. La Senda del Cares en un principio tuvo un uso exclusivamente pastoril, aunque la construcción de la central eléctrica de 1916 supuso una nueva estructuración de la vereda. Su uso posterior fue para bajar queso y patatas a los mercados de Cabrales.
La actual senda data de los años 40 y 50 y en parte fue abierta para mejorar y mantener el canal de aguas que transcurre por ella. Fue abierta a base de pico y dinamita. Aún se pueden ver a lo largo del recorrido los agujeros perforados en la roca para insertar los cartuchos.
La ruta tiene una duración aproximada de 5 horas con unos 150 metros de desnivel aprox. siendo de dificultad baja. Se puede iniciar el recorrido desde Poncebos o Caín indistintamente. Nosotros elegimos salir desde el primero, tomar el almuerzo en el segundo y regresar sobre nuestros pasos hasta hartarnos de ruta, como finalmente no pudo suceder, pues nos quedamos con ganas de más.
Arriba, en Los Collados, donde quizá no pueda olvidar nunca que di de comer a una buena amiga, hicimos patente que una pequeña parte de Madridejos estuvo presente allí mismo.
Aquí abajo podeis ver un amplio reportaje fotográfico, aunque las mejores imágenes se encuentran dentro de cada uno de los que compartimos la ruta.
Marisa siempre me había hablado de la ruta desde nuestros jóvenes años como scouts, pero en aquel momento, las circunstancias no permitieron la salida. A principios de este verano de 2011, una tarde de entreno ligero, pasada la temporada de carreras de montaña y mientras recuperaba mi malogrado hombro tras la caída de Peñalara, Luisa nos lanzó el guante para el final de verano y no dudamos en recogerlo tras el regreso de Palma de Mallorca.
La fecha elegida fue el 13 y 14 de septiembre, primeros días de feria en Madridejos que no anhelamos ni por un momento pues la espectacularidad de la belleza de la senda que transcurre por la garganta del río y que recorre toda la cornisa de montes en el mismo corazón de los Picos de Europa, no nos lo permitió.
Aunque lo bello no fue la única sensación experimentada. Sentir por momentos el vacio y la inmensidad en cada recoveco, cada curva, cada oquedad, en cada cómplice saludo con los amigos del camino merecieron la pena. Días después, todo nostálgicos nos sumergimos de nuevo en la cotidianeidad aunque no sin antes firmar una hermandad de por vida con Cabrales (cuna y origen del queso al que da nombre) y su entorno; con la amabilidad de sus gentes; y con el silencio y la quietud, en aquel lugar donde el tiempo parece pararse por momentos. La Senda del Cares en un principio tuvo un uso exclusivamente pastoril, aunque la construcción de la central eléctrica de 1916 supuso una nueva estructuración de la vereda. Su uso posterior fue para bajar queso y patatas a los mercados de Cabrales.
La actual senda data de los años 40 y 50 y en parte fue abierta para mejorar y mantener el canal de aguas que transcurre por ella. Fue abierta a base de pico y dinamita. Aún se pueden ver a lo largo del recorrido los agujeros perforados en la roca para insertar los cartuchos.
La ruta tiene una duración aproximada de 5 horas con unos 150 metros de desnivel aprox. siendo de dificultad baja. Se puede iniciar el recorrido desde Poncebos o Caín indistintamente. Nosotros elegimos salir desde el primero, tomar el almuerzo en el segundo y regresar sobre nuestros pasos hasta hartarnos de ruta, como finalmente no pudo suceder, pues nos quedamos con ganas de más.
Arriba, en Los Collados, donde quizá no pueda olvidar nunca que di de comer a una buena amiga, hicimos patente que una pequeña parte de Madridejos estuvo presente allí mismo.
Aquí abajo podeis ver un amplio reportaje fotográfico, aunque las mejores imágenes se encuentran dentro de cada uno de los que compartimos la ruta.
Qué ganas tenía ya de ver algo!!!!!
ResponderEliminarHace 12 años que visité por primera vez Asturias y Cantabria y me quedé a las puertas de una ruta de la que jamás habíamos oído hablar hasta ese día y de la que se oía comentar que era una maravilla, ese mismo día decidí que algún volveríamos...años después y habiendo visitado la zona en otras 3 ocasiones, ahí sigue, esperando nuestra visita. Me alegro mucho por vosotros y reconozco que he sentido una gran envidia leyendo estas líneas y viendo esas bonitas fotos. saludos
ResponderEliminarQué bonitas las fotos, eso es un paraiso!!!
ResponderEliminarHola chicos.
ResponderEliminarDespués de todos los problemas surgidos con la publicación de los comentarios parece que la normalidad vuelve al blog.
Punzón, la ruta es espectacular y el momento creo que fue el propicio, pues en verano según cuenta la gente es un agobio. No obstante es una pena no vivir más cerca, porque como bien dice la gente de por allí "detrás de un árbol nace una nueva ruta". La misma ruta del Cares tiene otras múltiples posibiliddes de hacerla. El único sinsabor que nos quedó fue que no abrió la niebla en dos días y eso fue un fastidio porque.....¡el hotel estaba justo debajo del Naranjo de Bulnes y la vista no nos permitió ver más allá de su falda!
¡Miguel!¡cuánto hubieses disfrutado tronco....!
Saludos y bienvenidos de nuevo al blog.
Sí, esto ya parece que va "viento en popa". Puuuf claro que me hubiera gustado, pero de momento me conformaré con la ruta del arroyo de los Callejones y de la Parra,je,je,je...
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarCuando decidimos hacer la Ruta del Cares, me entusiasmé. Sabía que el viaje era muy largo y no teniamos apenas días, pero casi sin pensarlo estabamos en camino. Hacía 26 años que hice la Ruta, ¡se dice pronto! Entonces era scout. Fue mi último campamento y la experiencia fue increible. Hicimos la Ruta de Poncebos a Caín, durmiendo al aire libre, para retomar el camino de Caín,llegar a la Posada de Valdeón, pasar por el Puente del Pontón y Cabrales....¡todo un mundo! Aquello se te queda grabado y tienes la necesidad de volver. Esta segunda vez todavía ha sido mejor. Soy más madura y la montaña me ha transmitido más sensaciones. ¡Ha sido increible poder volver a hacerla y que la gente que me acompañanaba esta vez no se quedara decepcionada con todo lo que yo les había contado!
También me gustado mucho el pueblecito de Arenas de Cabrales, el hotel donde nos hemos alojado y sus gentes, muy traquilo pero a la vez con gentes de arriba-abajo. La gente del camino es especial. Cada cual en su mundo, con sus historias, sus particularidades, pero siempre con un saludo para todos los que se cruzan en el camino.
En fin, si pudiera me gustaría volver el año que viene, mi espíritu me lo agradeceria y por supuesto se la recomiendo a todo el mundo.
Chao.
...Los "escaos", unos primos mios fueron durante varios años y recuerdo que se lo pasaban muy bien. Grupos juveniles así, no se tenían que perder!!!
ResponderEliminarPerdonad mi tardanza en escribir unas líneas, pero al leer vuestros comentarios se me ha venido a la cabeza todos los bonitos recuerdos de esa ruta. ¡Es preciosa, parece que estás en otro mundo! Se la recomiendo a todo el mundo. Esa paz y tranquilidad que te transmite el entorno es impresionante y la gente del lugar es super amable y cariñosa. Y si hablamos de la comida fabulosa. El viaje en general aunque un poco corto de tiempo,nos salió redondo, así que Pepo cuando quieras te reto a otro..... (¡no teneis cojones.....!)ja, ja. Muchas gracias por todo amigos....Hasta la próxima.
ResponderEliminarHola "Luisi",
ResponderEliminar¡Pues sabes lo que te digo,.....!¡Qué volvemos a recoger el guante! Así que ve preparando ruta por los Pirineos, las Rias Baixas, Sierra Morena, Cazorla o la Sierra de Alcaráz que nos da igual.....Aunque pensándolo bien,...¡casi te diría que me he enamorado de Asturias y que después de comprobar la belleza del entorno y esa amabilidad y paz que transmite la gente del entorno como bien dices, no nos importaría explorar alguna otra ruta de las miles que debe de haber. Ya sabes lo que nos dijo la señora del hotel,....."Por aquí, detrás de un árbol nace una ruta"
Me alegro que disfrutaras tanto como lo hicimos nosotros.