21 abr 2025

Y ahora, un poco de trail.

 Es la esencia de este blog.

Mi vida se formó en el asfalto. Y aunque llevo toda la vida corriendo por esos mundos de Dios, el trail y las carreras de montaña, siempre serán la esencia que fundamenta este blog, lugar de vivencias compartidas, de visibilidad de la belleza del entorno de la Sierra de Valdehierro en las extremidades de los Montes de Toledo, de sus curiosidades, leyendas, historias de vida y parajes sin igual. Pero también de desahogo del que suscribe, cuando uno siente la necesidad de escribir, como ejercicio de placer y de libertad personal.

 

Así que, aunque han sido muchos los kilómetros en las piernas entre entrenos y entrenos de maratones de asfalto, nunca ha podido faltar la visita obligada el monte, esencia de vida y cura del alma para los sentidos.
 
En más de una ocasión he llegado a pensar que es tal mi hibridación con la naturaleza, que si algún día llegase a faltar en la cotidianeidad de mi vida, me arrugaría como una pasa y quedaría marchito como una amapola. Y es que no puedo vivir sin escuchar el silencio, sin oír el agua saltar entre los riscos, sin intentar adivinar esas aves que sobrevuelan mi cabeza, sin sobrecogerme por la pisadas repentinas de un ciervo, sin anhelar páramos y admirar de nuevo, (¡cómo si fuese la primera vez!) tantas bellas vistas. Y si, de vez en cuando, puedo hacerlo con quién es parte de mi, ¡pues que mejor regalo de la vida!

Y así, poco a poco, entre visitas y visitas a mi adorada sierra, ruta a ruta, kilómetro a kilómetro, desnivel a desnivel, carrera a carrera, fui desarrollándome junto a la joven Copa de Carreras de Montaña de Castilla la Mancha para ser segundo en la categoría máster dos años consecutivos.


Lo de menos es un puesto de honor en un campeonato o en una serie de pruebas de una copa de carreras. Esto es superfluo, banal y meramente circunstancial. Lo verdaderamente importante es haber podido hacerlo junto a los compañeros de club que son algo más que amigos, mis hermanos de las montañas.

Y porque sé que cuando llegue el momento en que las piernas ya no le acompañen a uno, estos momentos ya no volverán. Y de nada servirán la cantidad de kilómetros, desniveles, carreras y locuras que ha hecho uno por las montañas para que estos momentos vuelvan. 

Así que espero poder continuar disfrutando de estos "pequeños regalos" en forma de momentos que te da la vida como aquel jovenzuelo que fui, con aquellos primeros nervios e incertidumbres de neófito principiante de atleta.


19 abr 2025

Deja que hoy celebre mis últimos maratones: Málaga 2023 y Sevilla 2025.


"Explícame cuál es el motivo por el que, con sencillamente correr los poco más de 42 km de un maratón, hoy me sienta como si hubiera finiquitado con mis propias manos la construcción de la Sagrada Familia (...).


Explícame por qué me siento elevado por encima del resto por algo que han completado de igual manera más de 200 millones en la historia y un tercio de la población europea (...).  

 
  

Explícame el motivo por el que me me invade esta enorme felicidad al ver que un compañero ha rebajado unos pocos segundos su marca y, aún así, está más cerca del coche escoba que del atleta que hace horas descansa en el hotel. Que aún viéndole cada día, sienta como un reencuentro abrazar a un amigo que vuelve a competir y completar 42 km tras esa maldita lesión que le dejó durante meses sin su patio de recreo. Que me parezca un gesto de humanidad y honradez máxima el ayudar, sin tener la necesidad, a otro a cruzar la meta para que cumpla con su sueño. Que me desviva por echarle un cable desinteresado a alguien que solo conozco de haber compartido estos últimos metros de carrera (...).

 

Se trata solo de correr y correr es un ejercicio apasionadamente imaginativo. No trasciende por fuera, pero te revuelve de arriba a abajo por dentro. No le importa a nadie, menos a quien le tiene que importar, que es a ti mismo (...).

 

Porque detrás de cada corredor hay una pequeña historia, una que no va a cambiar el mundo de los otros, pero sí un poco el de uno mismo".

Tomado de blogmaldito.com: Deja que hoy celebre mi maratón (y ya mañana me lo echas en cara). (2025, 24 de febrero). https://blogmaldito.com/2025/02/24/deja-que-hoy-celebre-mi-maraton-y-ya-manana-me-lo-echas-en-cara-2/
  
 


22 mar 2023

La vida, un maratón.

El Acea Run Roma The Marathón 2023 ha finiquitado su nueva edicióntres años después de que se nos cerrara el mundo a quince días del maratón de Roma 2020 y las ilusiones por recorrer, junto a Filípides, las bellas calles de Roma, llenas de historia y de cultura y que solo cambiaron de forma y de sentido cuando el fino hilo de la vida se empeñó en estirarse tanto, que ya uno no sabía muy bien cuando iba a acabar todo, aún con la certeza absoluta de que todo acabaría alguna vez.

    

Y cuando ya hace un año de aquella bella historia de amor, de fuerza, de coraje y de ganas de vivir del Maratón de Roma del 2022, parece mentira como la historia se repite una y mil veces para resurgir de nuevo, como el ave Fénix, como una nueva vida que nace y otra que se va. El hilemorfismo del ser deja apartados los estratos ontológicos cuando el sentido de la vida cobra derroteros inesperados del destino y rompe la posibilidad de desarrollarse porque, de la nada, todo se trunca de pronto.

Pero la vida es así. 

La vida es un maratón que se abre el mismo día en que uno decide que quiere gestarlo. En ese momento todo empieza a cambiar y ya no hay nada, ni nadie que pueda parar la ilusión por ese ser que, potencialmente, empieza a desarrollarse hasta cruzar la línea. Pudo ser Sevilla, Berlín, Milán o Jerusalén pero, finalmente, se gestó Roma y la materia empezó a transformarse.

               

Y el sustrato se formó.

Se desarrolló y empezó a ser en si. Pasando los primeros kilómetros con la felicidad del niño que apenas se da cuenta de que la vida pasa entre juegos de barrio con los amigos, con todo el tiempo del mundo por delante, para disfrutar entre trastadas, aventuras y despreocupaciones. Primeros kilómetros, enérgicos, eufóricos, llenos de carga emocional, donde el tiempo avanza sin que apenas nos demos cuenta. Expectantes, atentos, observadores,....nada queremos que se borre de la mente para grabarlo a fuego, entre fornidas conexiones emocionales de lo bello de la vida y de la belleza de Roma: Via dei Fori Imperiali, Coliseo Circo Máximo, Termas de Caracalla, Pirámide Cestia, la Basílica de San Pablo e Isola Tiberina.


De la nada a mitad de carrera.

Y se abrió ante los ojos, a mitad de la vida, la inmensidad de la Plaza de San Pedro, con su basílica al fondo, acercándose lenta y pausadamente zancada a zancada. Y uno quiere detener el tiempo, congelarlo. Quedarse anclado en ese lugar para siempre, impertérrito e inamovible. Maravillado, estupefacto y absorto, embobado y atónito,....pequeño e insignificante. Es la plenitud de la vida, la cincuentena. Cuando para los griegos, el hombre era plenamente un ciudadano hecho, sensato, concienzudo y sabio. Ese proyecto de futuro, materia sin forma, es ahora un hombre pleno. Y no cabe mayor felicidad en el maratón de la vida.

Pero siempre hay un doloroso final.

¿Qué es el dolor y qué es lo que duele? ¿Qué es lo que se espera que duela? ¿Las piernas? ¿El alma? ¿Qué es realmente lo que nos causa dolor? ¿Un golpe? ¿Una caída?...¿La tristeza? ¿O el recuerdo de tantos momentos bellos, únicos e irrepetibles que sabemos que no volverán? 

Apenas se presta atención a lo que sucede alrededor. La belleza de la ciudad eterna se diluyó, como la vida pasa sin quererlo, tan rápidamente. Solo nos damos cuenta de ello, de que todo ha pasado tremendamente deprisa, cuando, serenamente, nos percatamos de que el tiempo no nos pertenece, sino que siempre estuvo ahí. Insignificantes visitantes que pasan, puntualmente, por su transcurrir. Como el Puente Milvio, donde Constantino derrotó a Majencio entrando victorioso en Roma y por lo que los romanos construyeron el Arco de Constantino

¿Fue dolorosa la batalla de Constantino? ¿Y la de Majencio? ¿Sentirían ambos el mismo tipo de dolor? ¿Por las bajas de sus respectivos ejércitos? ¿Por la derrota? ¿Cómo sería el dolor de las victorias y derrotas en la Antigua Villa Olímpica de Roma de 1960? El dolor físico es pasajero. Pero lo es más cuando lo que no quieres que desaparezca nunca, de pronto, sin apenas darte cuenta, deja de existir y desaparece.

                 
 


Y todo acaba para volver a empezar.

Porque cuando rodeas el Obelisco Flaminio en la Piazza del Popolo y ten encaminas por la Piazza de Spagna y la Piazza Venezia contemplando (si es que quedan fuerzas en el hilo de la vida del maratón), el balcón, inmenso, imponente y eterno donde Mussolini hablaba a las masas, camino por última vez de la Via dei Fori Imperiali, de esa línea que marca el antes y el después,...¡ya no hay dolor! Porque ese dolor ya es efímero. Solo paz, quietud y descanso sereno del espíritu, incólume por la satisfacción de toda una vida disfrutando de lo que realmente a uno le hace feliz. 

Ahora toca pensar en gestar la siguiente vida, el siguiente maratón, para que todo vuelva a comenzar de nuevo y podamos seguir honrando a Filípides.


No pudimos encontrarnos en meta. Esta vez has sido tú el que has entrado antes que yo. Ahora solo me queda esperar a que llegue mi momento. Con la seguridad de que, cuando llegue, más tarde o más temprano, tú estarás allí, aplaudiendo y ofreciéndome tu mano para que yo también cruce la línea. Por ahora, solo me queda seguir disfrutando de lo que realmente me hace feliz, esperando que llegue ese día en que volveremos a juntarnos.