20 jun 2013

MARATÓN ALPINO DE MADRID, probablemente el maratón más duro del mundo.

Esta vez las palabras no son mías son de Javier Rivas, otro hermano de la montaña que ha podido sentir en sus carnes el extraño poder de atracción y la rara sensación de emoción y dolor al mismo tiempo por  tantas horas, por tanta dureza, pero sobre todo,..... ¡porque llega un momento en que ya no quedan más metros para alargar el alpino madrileño! 
Disfrutad su crónica, no tiene desperdicio. Con tu permiso Javier...........







¡¡Lo conseguí!!

El 16/06/13 será recordado por mí, el día en el que por primera vez completé La Maratón
Alpina de Madrid (MAM). Este maratón pasa de la distancia mítica, llegando a los casi 45 km que completé en 5 h 58 min, llegando en el puesto 97º. El recorrido discurrió por la Sierra de Guadarrama, declarado recientemente Parque Nacional partiendo desde la localidad de Cercedilla. 

Pronto, los 400 participantes, (cuando se abrieron las inscripciones, se agotaron en 20 min), nos adentramos rápidamente por un bosque por el camino conocido como "del Calvario" hacía el primer puerto, el mítico de Navacerrada. De ahí, por una exigente y dura pendiente llegamos a La Bola del Mundo. Impresionante. En 1 h 20 min ya estábamos en uno de los puntos más altos de la Sierra, ¡el mundo a tus pies es lo que sentía! Hasta aquí mis primeras dudas sobre el ritmo que llevaba y lo que tenía que comer  ya que aún no tenía hambre. Así que solo iba bebiendo agua y algo de aquarius. Hasta las dos horas no tomé primer gel. Se notaba que la ingesta de hidratos de los últimos días, daba sus frutos. Calculo que iría a esta altura entre los 50 primeros. 

El ritmo lo iba controlando con mi colega Pepo del Trail Madridejos que hizo el año pasado 5h20min y para mí ese tiempo era demasiado bueno, así que yendo a su lado era símbolo de hacer un buen puesto y tiempo. Pero eso no me importaba, ya que en todo momento me acordaba de que estaba recién recuperado de una contractura severa en el gemelo, así que no arriesgué en ningún momento,
aún así, tenía picos de subir rápido ya que me encontraba muy cómodo, más que Pepo, con el que me encontraba de nuevo en las bajadas. Él me iba explicando el recorrido que ya conocía y la estrategia a seguir. Después de coronar Peñalara, el pico más alto de la zona 2400 m venía una bajada vertiginosa donde ya contaba que me quedaría sin mi fiel compañero, que en los 23 km que recorrimos juntos se portó como un padre conmigo (gracias!!). Me dejó el experto mensaje de: "dosifica antes de subir hacía Cabezas de Hierro, después baja con cuidado hasta nuevamente Bola del Mundo y ya está hecho". 

¡Y qué razón tenía!, coronar esta cima fue mortal para mí, más de 2 km de rocas, imposibles de correr, solo andar y escalar. Íbamos en fila, como los alpinistas que suben el Everest, si esto era duro como sería aquello (pensaba yo). No podía parar, solo a coger algo de agua con la mano  de algún arroyo que cruzábamos de vez en cuando. Sufría y disfrutaba a la vez. De vez en cuando miraba hacia atrás, ¡daba vértigo, estábamos subiendo casi una pared! Mirar hacia arriba desmoralizaba. ¡parecía que nunca iba a llegar a la cima!, mejor miraba al suelo y con mucho cuidado. Algunas rocas se movían, y en algunos momentos tenía que empujar bien con los brazos y piernas para llegar a pisar las piedras que mejor estado tenían, ¡ufff, que duro! Llevaba varios minutos oyendo voces y sonidos de cencerros que procedían de la cima, pero esta no llegaba. Por fin lo conseguí. Era lo más duro, llegué exhausto. Paré un instante a divisar el paisaje, ¡impresionante! El aire fuerte y frío te dejaba helado así que reinicié la macha rápido y con mucho cuidado. Las piernas se me habían quedado mermadas de fuerzas y reflejos. La bajada fue muy dura. Al principio pisando rocas enormes. Desesperadamente buscaba la senda donde poder plantar cómodamente y poco a poco coger fuerzas y frescura en las piernas. El terreno no daba tregua, y cuando parecía que por fin podía correr a ritmo alto tuve un resbalón en un sitio cómodo, en la bajada de Valdemartín por la interminable Cuerda Larga, un contínuo sube-bajas que no te dejaba coger ritmo, menos mal que tuve reflejos y pude voltear en el suelo y levantarme sin ningún problema. No sufrí ningún daño físico y seguí la marcha hacía una nueva subida. Esto quería decir que nada de nada, que el ritmo a partir de ahora iba a ser de trote o andar, ya que las piernas me la podían jugar en cualquier momento.

Al llegar nuevamente a la Bola del Mundo, entorno ya a los 30 km, se encendió por fin una chispa en mí que me permitía de nuevo correr más agresivo y bajar la exigente pendiente hacía Navacerrada con más alegría, e incluso adelantando a gente, cosa que desde hacía muchos km era al revés, ya que hay gente que se reserva para el final para bajar a ritmos vertiginosos al disponer de una gran técnica de bajada, aunque os puedo asegurar que vi a unos cuantos que se confiaron en exceso y acabaron probando el pasto.

Después de tanto sufrimiento cuando me sentí por fin dominador de la situación y confiaba que ya nada me podía hacer parar sentí una emoción muy grande, ¡estaba disfrutando corriendo por la montaña como tanto me gusta! Esta vez nos la veía desde el coche. ¡Cuántas veces por la A-6 me preguntaba: "¿cuándo os recorreré?"! Qué bien que estoy aquí, lejos de la multitud, de la ciudad, de los problemas de trabajo, las prisas…Mis piernas me llevan a donde yo quiera. Los gemelos, después de haberme hecho sufrir muchos días, me estaban regalando un magnífico día. 

Último avituallamiento, solo bebo y me tomo medio gel, cargo el bote de agua y añado mis sales. No quiero confiarme. Solo quedan 10 km pero el desgaste es muy grande hay que seguir en alerta, oxigenándome bien y con mucha atención en la pisada, hay muchas raíces de árboles y tengo que estar atento para saltarlas. El olor a pino se hace dominador del entorno. Ahora si siento mucho calor, menos mal que los arroyos abundan y puedo parar en muchos a refrescarme.

"¡¡Vamos Javi!!...." Sentía la fuerza de todos los que me queréis y que estabais pensando en mí. Eran
sobre las 13:00 h y yo sabía que más de uno se preguntaba: "¿se le habrá reproducido la lesión del gemelo?, ¿Se habrá caído?, ¿Se habrá retirado?" Pues no, estaba ahí, disfrutando con muy pocas fuerzas pero con un fondo que hasta yo mismo me sorprendía. 
La altitud era una incógnita y la superé muy bien. Era una pena que ya desde Navacerrada hasta la meta de Cercedilla no pudiera disfrutar a un ritmo superior las divertidas sendas y valles, los arroyos frescos que aliviaban mis piernas. Paré en muchos de ellos a beber el agua que corría con fuerza por el deshielo. 
El ritmo era de 5/km cuando en otras condiciones hubiera volado. Pero lo importante era llegar, aún alguna subidita por recorrer pero ¡ya estaba hecho! Los calambres hacían presencia en algunas partes de las piernas. La espalda me quemaba pero como suelo acostumbrar siempre que puedo, llego al sprint a META. ¡Que grande fue!, ¡qué emoción! ¡se me saltaron las lágrimas al terminar! Muchos meses de preparación y la duda de poder participar a última hora por una inoportuna contractura, quedaron en el olvido, ahí estaba por fin la ansiada META. Qué momento de confusión, ¡lo había logrado! pero,..... no sé,..... me sentí raro,.....¡cómo con ganas de seguir corriendo! Era una sensación de final temporal. Quería seguir corriendo, parecía un sueño. Y miraba las cumbres que tenía a la vista desde la META....... 

Quería encontrarme con mi mujer, Toñi, y mi madre, abrazarlas y agradecerles todo el cariño y amor que me dan. Aún podía ver las antenas de La Bola del Mundo y me parecía algo mágico lo que había logrado. Con la vista les decía ADIÓS, gracias por haberme dejado recorreros, me sentía un privilegiado. 
Quería estar con mi gente. Así que me acordaba de todos y también de los que más cerca tuve de mí
durante la carrera. En el cielo, mi padre y mi hermano Mariano, ¡que suerte tengo de hacer lo
que más me gusta, me sentía un privilegiado! 
Lo tenía claro, estoy haciendo el deporte que más me ilusiona ahora mismo, me siento muy cómodo corriendo en la montaña y quiero seguir algún tiempo más. Estaba deseando wassapearme con todos y dar señales de vida, ¡estuve dos horas con el móvil escribiendo y hablando!, ¡ha sido increíble!
Gracias a todos los que me habéis animado y ayudado para llegar a una de las METAS DEPORTIVAS más importantes y duras de mi vida.
JAVIER RIVAS ROJANO





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